Hace varios años, mientras me sentía profundamente inadecuado sobre la naturaleza de mi vida de oración y estudiaba las oraciones bíblicas, alguien me dio un esquema muy útil. El sentimiento de incongruencia sigue ahí y nunca desaparecerá, pero estos sencillos puntos me han ayudado. No recuerdo de dónde salieron, pero muchos han comentado lo significativos que se han vuelto para ellos cuando los he compartido.
La sencillez de este esquema se basa en cinco puntos que pueden identificarse con los dedos de la mano.
En primer lugar, deja que tu pulgar te recuerde que el principal comienzo significativo de la oración con sentido es: ¡La alabanza! La oración debe comenzar con Dios y su grandeza:
“Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado (apartado) sea Tu Nombre….”
En segundo lugar, ¡que tu dedo “señalador” sea la acción de gracias! La actitud básica de gratitud define el significado del cristianismo. Estos dos primeros puntos (como los dedos de la mano) constituyen la esencia de la oración espiritual. La dependencia total en la gratitud por nuestras bendiciones se expresa en “Danos hoy nuestro pan de cada día… ¡“!
En tercer lugar, que el dedo del medio, el más largo, sea el que nos señale a Dios para los demás. Esta es la oración de 1 Timoteo 2:1s. Esta intercesión incluye a todos, incluyendo a nuestros enemigos, a los perdidos, y a aquellos que están cerca y a quienes nos cuesta entender y amar. Ora por los demás por su nombre como puedas.
Cuarto, deja que tu “dedo anular” sea el que te recuerde tu necesidad de Dios. Es la confesión del alma ante Dios. Es la constatación del pecado y del fracaso. Aquí encontramos la limpieza, el perdón y la aceptación.
En quinto lugar, el dedo pequeño, por último, pero no por ello menos importante, representa la petición. Con demasiada frecuencia ponemos nuestras necesidades en primer lugar y esto invierte la oración espiritual. La oración aceptable siempre pone a Dios y a los demás antes que a uno mismo. Mateo 6:8 nos recuerda que Dios no necesita información sobre nuestras vidas. Debido a que la oración es fundamentalmente alinear nuestras almas con la voluntad de Dios (Mateo 26:42), la alabanza, la acción de gracias y la intercesión se convierten en el aspecto más importante de nuestras oraciones.
Las palabras de Pablo, “No sabemos por qué debemos orar…” han sido un gran consuelo para mí. Si el gran apóstol pudo decir eso, ¡estoy en “buena compañía” cuando me siento igual! Recuerde que los santos más maduros han agonizado en la oración y se han sentido totalmente inadecuados (Colosenses 4:12), y ese es realmente el primer paso para las oraciones significativas y maduras.
Atten: La Palabra Publisher
- ASIN : B09NRF27YX
- Pasta Suave: 112 páginas
- Idioma: Español
- ISBN-13: 979-8788073361
- Dimensiones: 5.5 x 0.26 x 8.5 pulgadas
- Peso: 7 onzas
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