El estudio de la Deidad califica como un tema importante. La importancia y magnitud del estudio de la Divinidad está más allá de la comprensión humana. Es el tema más grande que la mente humana puede perseguir. Esta doctrina es el punto central de todo pensamiento correcto, ya sea en el ámbito material o espiritual. Una comprensión adecuada proporciona el incentivo apropiado para una vida correcta y virtuosa en todas las sociedades. Incluso el progreso científico, si ha de alcanzar sus mayores cotas, depende de la creencia en Dios y de un concepto adecuado de sus atributos. Un concepto adecuado de Dios es también la base de la paz y la felicidad en la sociedad y en el individuo. No hay más que considerar el daño que el ateísmo, el comunismo y otras filosofías sin Dios han causado, para ver la gran necesidad de conocer a Dios. La humanidad sufre cuando se deja de lado a Dios. 

Spurgeon, en un sermón sobre Malaquías 3:6, hizo el siguiente comentario sobre la importancia del estudio de la Deidad: 

“Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.”

Nada ampliará tanto el intelecto, nada magnificará tanto el alma del hombre, como una investigación devota, sincera y continua del gran tema de la Deidad. El estudio más excelente para ampliar el alma es la ciencia de Cristo y de Él crucificado y el conocimiento de la Divinidad en la gloriosa Trinidad. El estudio propio del cristiano es la Divinidad. La ciencia más elevada, la especulación más elevada, la filosofía más poderosa, que puede atraer la atención de un hijo de Dios, es el nombre, la naturaleza, la persona, los hechos y la existencia del gran Dios que él llama su Padre. La contemplación de la Divinidad es algo que mejora enormemente la mente. Es un tema tan vasto, que todo nuestro orgullo se ahoga en su infinidad. Otros temas los podemos comprender y tratar; en ellos sentimos una especie de autosatisfacción, y seguimos nuestro camino con el pensamiento: “He aquí que soy sabio“. Pero cuando llegamos a esta ciencia maestra, al encontrar que nuestra línea de plomada no puede sondear su profundidad, y que nuestro ojo de águila no puede ver sus alturas, nos alejamos con el pensamiento: “No soy más que de ayer y no sé nada“. 

Jesús dejó claro que la vida eterna se basa en un conocimiento adecuado de Dios. Dijo: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). Muchos han pasado por alto esta importante condición de la vida eterna. La salvación del alma se basa en una comprensión y creencia adecuadas en Jesucristo como el Hijo de Dios (Juan 3:16; 10:10; 14:6; 20:30,31; Hebreos 5:9). Esta sola razón sería suficiente para estudiar la Divinidad. 

Atten: La Palabra Publisher

• ASIN :  B0CNWKHL4W
• Pasta Suave: 175  páginas
• Idioma: Español
• ISBN-13: 979-8865603474
• Dimensiones: 6 x 0.4 x 9 pulgadas
• Peso: 8.6 onzas

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